Motricidad y el desarrollo del lenguaje
¿Cuántas veces hemos visto que en las sesiones de estimulación del lenguaje se realizan actividades en las que se trabajan ejercicios que implican cierto grado de movilidad corporal? Realmente, ¿la habilidad lingüística y la motora guardan esa relación tan importante para el avance en el crecimiento de nuestros niños? En este artículo vamos a intentar explicar este hecho y descubrir cómo podemos ayudar a los pequeños en la adquisición de los hitos, teniendo en cuenta ese vínculo entre el lenguaje y la motricidad.
Para empezar, es importante señalar que, en la evolución de la habilidad motora en los niños, existen dos aspectos importantes que se van desarrollando desde el nacimiento o incluso antes.
Estas habilidades a las que estamos haciendo referencia son la motricidad fina y la motricidad gruesa.
Es importante que ambas se estimulen y se trabajen de forma adecuada, ya que son factores básicos para el aprendizaje, que a su vez se hace efectivo si incluye el movimiento y produce experiencias satisfactorias en el niño.
Pero antes de comentar cómo es posible esto, es clave entender a lo que se refieren los términos de “motricidad fina” y “motricidad gruesa”.
1.- ¿Qué entendemos por Psicomotricidad fina?
La motricidad fina es la responsable de que nuestros movimientos sean coordinados, armónicos y con alto grado de precisión.
Es la encargada de los movimientos “pequeños” que requieren de una destreza y habilidad elevada.
En otras palabras, la motricidad fina controla esa coordinación de la movilidad de las estructuras del aparato locomotor como los huesos, músculos y nervios para producir movimientos pequeños y precisos.
Es decir, demanda un mayor control y dominio, sobre todo en los brazos y las manos, para ejecutar las acciones con mayor precisión y destreza.
Por ejemplo, recoger granos de arroz con el dedo índice y pulgar (la conocida pinza digital) es una acción perteneciente a esta habilidad.
Un adecuado desarrollo de la motricidad fina en las primeras etapas de la infancia facilitará, posteriormente, la adquisición de la grafomotricidad.
La motricidad fina es uno de los aspectos presentes en cualquier evaluación de la edad de desarrollo de nuestros pequeños.
La justificación de esta afirmación se debe a que el tiempo esta habilidad se va enriqueciendo y complicando, siempre y cuando se estimule y se utilicen actividades adecuadas.
Para poder planificar o llevar a cabo dichos ejercicios no nos podemos olvidar de una serie de destrezas de las que los niños deben de disponer.
1.1.- ¿Qué destrezas incluyen el control de la motricidad fina?
Alguna de las destrezas de la motricidad fina que podemos mencionar son:
- Adecuados niveles de sensibilidad que se consiguen cuando la interpretación de la información sensorial es integra y eficaz.
- Planificación y conocimiento de la finalidad del movimiento que se va a realizar.
- La coordinación es importante para que los movimientos sean sincronizados y sinérgicos en todos sus parámetros (velocidad, trayectoria, rango).
- Fuerza muscular o la capacidad que tiene el músculo de contraerse frente a una resistencia. En otras palabras, se puede observar dicha competencia en el momento de tirar, empujar o levantar un objeto.
Tal y como hemos señalado anteriormente, todas estas habilidades se van adquiriendo a lo largo del crecimiento de los pequeños, pero siempre podemos ayudarles a que esa precisión sea mayor o se estabilice lo antes posible.
Ahora bien, una vez establecidas las destrezas implicadas en la motricidad fina, nos podemos poner a planificar diferentes actividades para poder estimularla en un ambiente natural.
Es importante recalcar esto, ya que los mejores aprendizajes se producen en contextos familiares porque son los más gratificantes para los niños.
1.2.- ¿Qué relación hay entre motricidad fina y el desarrollo del lenguaje?
Anteriormente con las primeras investigaciones sobre el desarrollo del lenguaje, se afirmaba que había una conexión directa entre la motricidad fina y el habla. Esto era debido a que las áreas responsables de los movimientos de los dedos se encuentran cerca de las que rigen el funcionamiento articulatorio del lenguaje.
La teoría anterior sigue siendo defendida por numerosos profesionales que trabajan con las edades tempranas, a pesar de que haya una falta clara de investigación.
¿realmente estimulando la zona motora se va a autoestimular el área del habla?
Según esta teoría el Logopeda o el estimulador que trabaje con un bebé que no habla, debería realizar algo simple y conveniente, como sentarle en una mesa y enseñarle a realizar manualidades, rompecabezas, recoger grapas, etc.
Sin embargo, en la práctica, a menudo, se observa lo contrario. Hay niños que no pueden atarse los cordones de los zapatos, pero su lenguaje es muy fluido y la articulación muy correcta. Por otro lado, nos podemos encontrar con otro grupo de niños que se manejan excelentemente tanto con una cuchara y como con un rompecabezas, o con cualquier broche, pero su habla no es clara para los demás y se su desarrollo parece presentar atrasos respecto al de sus compañeros.
Entonces, es cuando en nuestras actividades logopédicas incluimos las destrezas motoras finas.
Pero exactamente, ¿qué es lo que estamos desarrollando?
Efectivamente, estamos estimulando en mayor parte la motricidad fina.
Hay que trabajarla al igual que la motricidad gruesa, ya que contribuyen significativamente en el desarrollo global de los niños permitiendo la mejora de los aspectos como la sensibilización, coordinación y la planificación, entre otros.
Cabe señalar que el desarrollo del habla del niño está muy positivamente influenciado por la planificación motora, esta es la capacidad de construir la lógica de acción.
Por ejemplo, cuando necesitamos aprender un nuevo baile, primero, pensaremos dónde poner el pie, cómo dar la vuelta, etc. Esta es la etapa de la planificación motora. En el momento en el que dejamos de pensar en esa secuencia motora podemos afirmar que ya lo hemos adquirido y automatizado.
¿Qué relación tiene esto con el habla?
Pues bien, debemos tener en cuenta que en el momento de pronunciar los sonidos del habla se pone en marcha la activación de movimientos de las estructuras bucofonatorias, que a su vez son muy complejos y precisos.
Estos movimientos requieren de planificación, tanto en los bebés que están aprendiendo a hablar como en niños o adultos que presentan dificultades en el habla. Hasta que estos movimientos no se automatizan no podemos decir que están adquiridos.
Lo mismo nos ocurre a adultos sin dificultades en la parte articulatoria del lenguaje, cuando intentamos producir una palabra para cuya producción la secuencia de movimientos es desconocida para nosotros.
¿Entrenando la motricidad fina mejoraremos de forma automática los movimientos del habla?
No, lo que ocurrirá es una creación gradual de diferentes modelos de planificación motora a los que podremos acceder con mayor facilidad ante tareas nuevas y tan complejas como son los movimientos implicados en la producción de los sonidos del habla.
Es decir, no hay una relación directa entre la motricidad fina de la mano y el habla, ya que su desarrollo se produce de forma asincrónica y con cierta individualización de las áreas a nivel de la corteza cerebral.
Aun así, el desarrollo se realiza a nivel global, por tanto, en edades tempranas es importante seguir estimulando la motricidad fina, motricidad gruesa y la propiocepción sensitiva.
Gracias al reforzamiento de estos aspectos, lo que facilitaremos es la adquisición de una correcta concienciación del control de diferentes partes del cuerpo incluyendo los órganos articulatorios, la precisión y la ritmicidad del movimiento. Pero no la adquisición de los sonidos del habla como tal.
1.3.- ¿Cómo podemos trabajar la motricidad fina en el contexto familiar?
En este caso, nos interesa saber que cada una de las actividades propuestas son las que requieren cierto grado de precisión y coordinación.
En la etapa correspondiente a la infancia media un ejercicio clave y más sencillo es todo aquel que implique la escritura. Sin embargo, en la primera infancia que es cuando se produce el desarrollo de la capacidad lingüística.
Pero la pregunta es, ¿también se puede trabajar la capacidad lingüística en la primera infancia?
La respuesta es si, además cuanto más temprano se empiece a estimular la motricidad fina mejor será el control de esta en edades más avanzadas.
Como cualquier tarea que se realice con los niños, la motricidad fina se debe trabajar de la forma más lúdica posible. Los juegos para este aprendizaje pueden iniciarse desde los primeros meses ya que aquí ya contamos con numerosos reflejos y coordinación motora innata.
Sin embargo, las actividades coordinadas más complejas y precisas deberán iniciarse a partir de los 12 meses. Aquí es cuando el bebé es capaz de realizar los movimientos con toda la mano, como por ejemplo presionar con el dedo índice. A partir de esta edad es cuando se puede reforzar la famosa pinza e incidir en la precisión motora pintando, moviendo objetos, etc.
Debemos tener en cuenta que todas las actividades que se hagan para estimular la psicomotricidad fina no deben incluir la realización de movimientos largos, en lo que nos tendremos que fijar, sobre todo, es en la precisión de los mismo.
Siempre partiremos de actividades sencillas y a medida que las habilidades vayan avanzando les vamos a ir añadiendo poco a poco la dificultad. Los propios niños nos ayudaran a determinar las actividades acordes al fortalecimiento de sus habilidades y capacidades ya adquiridas.
2.- ¿Qué es la psicomotricidad gruesa?
Ahora bien, si los movimientos más complejos y precisos corresponden a la motricidad fina, la habilidad motora gruesa es todo lo contrario.
La motricidad gruesa incluye los movimientos amplios, también coordinados, pero en los que se utilizan las cadenas musculares más extensas.
En otras palabras, la motricidad gruesa implica todas aquellas acciones en las que participan las extremidades o el cuerpo entero como por ejemplo saltar, caminar, escalar, sentarse, levantarse, etc.
El desarrollo de esta habilidad comienza en el útero y se prolonga hasta la madurez. Desde el nacimiento esto tiene lugar a la vez que la motricidad fina ya que muchas de las actividades se basan en el uso de ambas de forma conjunta.
Mediante el desarrollo motor fino o grueso se favorece el descubrimiento del contexto utilizando la acción y el movimiento.
Al igual que la motricidad fina, la habilidad motora gruesa depende de varios aspectos que se explican a continuación.
2.1.- ¿Cuáles son las habilidades básicas de la motricidad gruesa?
- El esquema corporal que nos permite ser conscientes de nuestro cuerpo en movimiento o en estado estático en relación con el contexto que nos rodea.
- Lateralización o preferencia lateral.
- Coordinación motora.
- Equilibrio tanto en movimiento como en estado estático.
- Orientación y estructuración espacial para situarnos en el lugar en el que estamos en un momento determinado.
- Control respiratorio realizado de forma consciente e inconsciente.
Mediante la motricidad gruesa somos capaces de movernos de forma armónica implicando todos los músculos de nuestro cuerpo, mantener el equilibrio, ser ágiles y veloces en nuestros movimientos.
El desarrollo de la motricidad gruesa comienza por las estructuras cervicales y termina en las piernas. Las actividades como balancearse, gatear, saltar, andar, montar en bicicleta, nadar; son algunas que implican el funcionamiento motor grueso.
2.2.- ¿Qué relación hay entre motricidad gruesa y el desarrollo del lenguaje?
Teniendo en cuenta la descripción teórica de la motricidad gruesa, podemos considerar que es la base de todos nuestros movimientos incluyendo los del habla.
La actividad motriz permite al niño contactar con el mundo exterior. De este modo se crea una base sólida para el desarrollo emocional y social.
Aún así, volvemos a señalar que NO se ha demostrado una relación directa entre la motricidad global y la adquisición del habla. A pesar de ello, la motricidad gruesa presenta un gran peso en el desarrollo global del niño y va a favorecer, en cierto modo, el desarrollo de otros aspectos incluyendo aquellos que se encuentran a nivel cognitivo.
En muchas ocasiones, es frecuente encontrar como en el hogar que los niños están sobreestimulados intelectualmente. Y, pasan menos tiempo en juegos activos, lo cual es muy importante para un cuerpo que está en pleno crecimiento.
Los ejercicios de movimiento dan forma a la imagen corporal del niño, lo que le ayuda a ser más consciente de sí mismo, a controlar su cuerpo y su comportamiento, y a navegar más fácilmente por el espacio.
En algunos trastornos motores que aparecen en niños puede encontrarse la disminución de la motivación para jugar o realizar cualquier otra actividad, lo mismo puede ocurrir durante los actos del habla.
Muchos juegos requieren de la parte social. Si tengo cierta limitación para moverme esa socialización no se va a producir. Por lo tanto, disminuirán los niveles motivacionales y el niño no va a querer participar en el juego activo.
¿qué influencia hay de la motricidad gruesa en la adquisición del lenguaje?
Con los movimientos controlados por la motricidad gruesa aumenta la propiocepción corporal y la integridad sensorial. Un niño con sensibilidad muscular disminuida tendrá dificultad para mantener una postura y sentir el espacio. Por lo que la propiocepción de sus órganos bucofonoarticulatorios también se verá alterada.
Imaginemos a un niño al que nunca le han enseñado a girar su cabeza hacia el lado de donde proviene un sonido. Cumple los 2 o 3 años y sigue sin saber localizar la fuente de un estímulo sonoro, por lo que es normal que se asuste o muestre alto grado de hipersensibilidad.
Entonces reflejará conductas como cerrar los ojos, taparse los oídos, esconderse, encogerse, etc. Este niño no se siente seguro porque no tiene suficiente control sobre su cuerpo, no recibe las señales adecuadas de sus músculos.
Aquí el objetivo de su audición no es el desarrollo del habla y conceptos espaciales sino únicamente como el receptor de una señal de alarma.
El proceso de la percepción sonora en este niño puede seguir el siguiente cauce:
Si durante la percepción de cualquier sonido el niño se acostumbra a realizar este gesto, con los sonidos del habla ocurrirá algo parecido lo que podrá conllevar a un retraso en la adquisición de estos.
De este modo, las palabras no serán almacenadas en su diccionario interno. Ya que, toda la información que se percibe será como una señal de peligro. O provocará en él sensaciones demasiado fuertes y desagradables.
El niño en este caso no solo no analizará el contenido de la palabra, sino tampoco considerará las características de su sonoridad.
En otras palabras, la motricidad gruesa contribuye en una adecuada propiocepción corporal y espacial, así como en una correcta integridad sensorial. Esto a su vez es clave para que la percepción del lenguaje por parte del niño se realice de forma idónea y la información recibida pueda servir de modelo y ayudarle a desarrollar habilidades lingüísticas. Estas no solo son motoras o articulatorias sino también cognitivas.
2.3.- ¿Cómo potenciar la motricidad gruesa en el ámbito familiar?
Al igual que las actividades de la motricidad fina, los de la motricidad gruesa se pueden realizar mediante el uso de diversos juegos divertidos para que nuestro niño o niña mantenga el interés y los niveles atencionales necesarios.
De este modo podremos ayudar a fortalecer sus músculos y mejorar el equilibrio, para luego contribuir a su correcto desarrollo a nivel cognitivo.
Las actividades se pueden comenzar a realizar desde edades muy tempranas. El fortalecimiento de la motricidad gruesa nos permite desarrollar cada grupo muscular de forma conjunta y/o separada, para un posterior control en diferentes actividades complejas como son por ejemplo los diferentes deportes.
3.- Conclusión
A modo de conclusión, me gustaría destacar que la estimulación de un adecuado desarrollo del niño en edades tempranas deber realizarse en todas las áreas.
No nos podemos centrar en una sola, pensando que las demás se irán estimulando de forma automática ya que como hemos visto, cada habilidad corresponde a una función determinada. Debe tenerse en cuenta como algo individualizado.
Favoreciendo una estimulación multimodal en nuestros pequeños, al mismo tiempo, por supuesto, obtendremos un desarrollo emocional beneficioso. Así como el desarrollo de otras funciones mentales superiores, la motivación y la adaptación.
En nuestro servicio de Logopedia nos centramos en una intervención individualizada de cada uno de nuestros pacientes.
En el caso de nuestros pequeños que requieren de una estimulación global, incluyendo la del lenguaje, abarcaremos todas las áreas necesarias para un crecimiento sano y adecuado según las características de cada uno de ellos.
Nos centramos específicamente en el área del lenguaje. Contribuyendo al desarrollo de otras habilidades incluyendo las motoras. Ya que, como hemos dicho todo forma parte de un desarrollo global y no se puede obviar algunos de los patrones que lo componen.
Clínica Fuensalud, Valeria Bondarenko, Logopeda Colegiada nº 28/1059 Experta en Atención Temprana y Experta en Trastornos Neurológicos.